viernes, 16 de mayo de 2008

Palacio quemado, de Edmundo Paz Soldán

Palacio quemado, de Edmundo Paz Soldán (Alfaguara, 2007). No conocía a este joven escritor boliviano. Se trata de una novela que se desarrolla durante los acontecimientos que sufrió este país en 2003. Sus páginas me han recordado otras novelas sobre dictadores de América latina (desde la más reciente Fiesta del Chivo hasta la clásica El señor presidente) y eso es terrible, porque la obra no la protagonizan tiranos, sino políticos elegidos democráticamente. Sin embargo, la sensación que produce es prácitcamente la misma. No hay escenas de tortura y crueldad descarnada, pero el pueblo -el Oso, según el presidente Nano Canedo- sigue siendo un objeto al que hay que controlar, engañar, manipular e incluso eliminar para mantenerse en el poder.
Ningún personaje se salva: ni el protagonista -un joven brillante y con ideas que vende su talento escribiendo discursos políticos al mejor postor, participa en una operación corrupta y es incapaz de ser leal ni a su propia familia ni a sus amantes-, ni Felipe -que al principio parece un joven idealista-, ni Cecilia -que algo esconde también-, ni por supuesto los políticos. Todos participan de una farsa en una Bolivia que, como su capital La Paz, vive hundida y asediada. Pero todos ellos, por desgracia, son también humanos, reconocibles y cercanos.

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