lunes, 1 de diciembre de 2008

Fernando Marías, ESTA NOCHE MORIRÉ



Cómo no comprar -y además leer- un libro escrito por uno de los hermanísimos de, con un título tan sugerente, una portada tan llamativa y que empieza diciendo "Me suicidé hace dieciséis años". El resultado, un poco agridulce. Admirable la valentía de un autor que se ha propuesto un plan casi irrealizable. La novela es una carta escrita por un dirigente de una organización criminal poderosísima quien se encarga de que ésta llegue al comisario de policía que lo encerró en el preciso momento en que éste, que habrá sufrido una serie de penalidades dispuestas por el autor de la carta, esté a punto de suicidarse también. Hay que tener narices para atreverse con una novela así. Y, la verdad, es que casi lo consigue pero no, no nos lo acabamos de creer. Por otro lado, alguna escena es de una violencia demasiado desagradable que lejos de contribuir a hacer más creíble la novela (o a su protagonista) me la ha hecho más rechazable. Con todo, hay que reconocer el mérito de la obra.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

J.J. Millás, Dos mujeres en Praga


Me voy aficionando a la obra de Millás, a su estilo y a sus obsesiones. Dos mujeres en Praga es la historia de unos personajes en busca de identidad. La obra, entre otros temas, profundiza en las relaciones entre realidad y ficción. Unas relaciones que, lejos de la postura cervantina, se plasman en esta novela tan difusas como confusas. El novelista (creador de ficciones) frente al periodista (encargado de reflejar la realidad), el personaje (¿Luz?, ¿Fina?) que inventa historias para que el escritor les dé forma, el novelista-personaje (Álvaro) que re-crea su propia historia para tratar de aceptar una edípica relación con su madre... Tal como se lee en los últimos capítulos del libro"Comprendí que toda escritura es una mezcla diabólica de las dos cosas (realidad y ficción), con independencia de la etiqueta que figure en el encabezamiento. [...] Todo es mentira y verdad de forma simultánea".

lunes, 10 de noviembre de 2008

Nosotras que no somos como las demás, Lucía Etxebarría

Hasta ahora no me había decidido a leer a Lucía Etxebarría. En alguna entrevista televisva, me había parecido una persona vanidosa y soberbia. Me daba la impresión de que despreciaba a todos los hombres y, aunque yo también desprecio al macho ibérico tanto como pueda hacerlo ella, no dejo de ser hombre. En fin, no sé, su imagen pública no me atraía, pero... algún día tenía que comprobar si sus escritos se correspondían, o no, con la idea (seguramente equivocada) que yo me había formado de su persona. Ese día ya ha llegado y la experiencia ha valido la pena. Nosotras que no somos como las demás es una novela construida a partir de relatos cortos protagonizados por cuatro mujeres. Precisamente, esta manera de estructurar la obra y algunas de las reflexiones, extremadamente lúcidas y sugerentes, dispersas a lo largo de la misma con una prosa sin pretensiones invitan a incluir a Lucía Etxebarría en mi lista de escritores a los que debo seguir leyendo. De esta forma, acaba de caer el último de mis prejuicios literarios.

viernes, 17 de octubre de 2008

LOS TRES ÚLTIMOS

LOS DETECTIVES SALVAJES, de Bolaño.

Después de leer 2666, me he atrevido con una de las novelas anteriores de Bolaño. Hay muchos puntos de contacto entre las dos obras, pero ésta no me ha entusiasmado tanto. Muchas vidas, muchas historias y muchos personajes, pero todos ellos parecen estar movidos por absurdos propósitos, recorren el mundo en busca de fantasmas, huyendo de otros fantasmas y tratando de mantenerse aferrados a un grupo artificioso.


NO MIRES DEBAJO DE LA CAMA, de J.J. Millás

Extraña novela que todavía me mantiene desconcertado. Historias de unos zapatos que cobran vida. Será porque siempre he despreciado mis propios pies y nunca he sabido ver el erotismo que otros atribuyen a esta parte de nuestra anatomía, pero no he disfrutado con esta novela tanto como con otras del mismo autor. Sí resulta interesante hallar en ella algunas de las ideas recurrentes en Millás. Me ha gustado particularmente las escenas de la mujer llamando por teléfono a su padre muerto para dejarle mensajes en el contestador y mantener así la ilusión de poder comunicarse con él.


EL CENTRO DEL AIRE, de José Mª Merino
El pasado y el presente de unos personajes se interrelacionan en esta novela cuyos protagonistas se reencuentran después de muchos años. Las nuevas relaciones que se producen entre ellos no pueden evitar continuar con las inercias establecidas tiempo atrás. Los tres protagonistas inician un viaje para buscar un cuerto elemento del grupo con la esperanza de completar así un proceso inacabado.

martes, 9 de septiembre de 2008

Lecturas de verano




El misterio de la carretera de Sintra, de Eça de Queirós i Ramalho Ortigao. De vez en cuando conviene volver al siglo XIX para comprender que es posible vivir de otro modo. Novela de intriga protagonizado por personajes de la época del romanticismo aunque la novela sea de la segunda mitad del XIX.



Saber perder, de David Trueba es una novela interesante pero algo desigual. Junto a personajes conmovedores, como el abuelo, encontramos otros que me han parecido algo falsos y acaramelados: la historia del futbolista y la adolescente a ratos parecía el cuento de Cenicienta.



Dientes de leche, de Martínez de Pisón. Otra buena historia, bien narrada, sobre nuestra guerra civil.




En ausencia de Blanca, de Muñoz Molina, pese a ser considerada una de las mejores novelas cortas del autor, me causó cierta decepción. Esperaba algo más de ella, aunque sigo sintiéndome identificado con sus personajes masculinos, vulgares y cuarentones.



2666, de Roberto Bolaño fue la última lectura del verano. Poderoso libro del que uno siempre creerá que le queda mucho por aprender. Impresionante la parte de los asesinatos. Más que algunos detalles macabros (mujeres con el pezón izquierdo arrancado de un mordisco que me recuerdan el terrible final de Pascual Duarte), se me hizo casi insoportable la actitud de la policía y las autoridades mejicanas ante los hechos. Entonces adquiere sentido la también estúpida actitud de los críticos archimbolidinianos y de la prensa interesada solo por vender. Un acertadísimo retrato de la sociedad actual.

martes, 29 de julio de 2008

No ficción, Vicente Verdú

Compré el libro a ciegas, sólo para leer algo de un autor que conocía por algunos artículos. No me ha decepcionado en absoluto. Me ha interesado mucho la manera de componer una novela a base de fragmentos de una vida aparentemente desconectados pero en realidad trabados por un mismo tema: la búsqueda de la felicidad. Todo, además, adquiere una luz nueva tras leer la última frase del libro.
En ocasiones parece un libro de autoayuda (aunque no he leído ninguno) y, de hecho, me he quedado con dos frases de la novela que han contribuido a sentirme mejor estos últimos días.

El infinito en la palma de la mano, Gioconda Belli

Una recreación poética y sutil del mito de Adán y Eva que, no obstante, me ha dejado bastante indiferente. Supongo que no estaba para sutilezas.

miércoles, 23 de julio de 2008

El asombroso viaje de Pomponio Flato, Eduardo Mendoza

El tercer mendoza que leo este curso me ha decepcionado un poco. Tenía ganas de leer la novela después de ver una entrevista al autor en televisión, pero este libro divierte sin llegar a la risa. El planteamiento de la historia es sorprendente y llamativo, pero en el fondo acaba siendo lo mismo de otras novelas anteriores: una complicada (esta vez menos) intriga de asesinatos, robos, ambiciones, especulaciones inmobiliarias que el lector va desbrozando poco a poco hasta llegar a un final sorprendente. Lo mejor, la visión cotidiana y humana de personajes divinizados.

miércoles, 16 de julio de 2008

El corazón helado

Demasiado tiempo sin escribir y casi insoportable el tiempo que he debido estar sin leer. Sin embargo, la semana pasada terminé El corazón helado de Almudena Grandes. Casi mil páginas de literatura de la de antes. No es un libro pensado para leer en el metro, ni para esos diez minutos en la cama que algunos ofrecen a la lectura, sólo cuando la programación de la tele se hace ya insoportable. Es un libro que no disfrutarás si los ajetreos de la vida te impiden dedicarle el tiempo y la calma necesarios para entrar en una historia compleja pero cercana. Una de esas historias que hemos oído contar a nuestros padres y abuelos cuando hablábamos con calma. Varias generaciones de dos familias cuyas vidas se entrecruzan por efectos de nuestra última guerra. Una historia contada sin prisas, con la atención a esos detalles que ya hemos olvidado. Vale la pena leer la novela no sólo por ella, sino para aprender a vivir con un ritmo que no nos convierta en esclavos.

lunes, 26 de mayo de 2008

Joseph Conrad, El corazón de las tinieblas

Otro clásico pendiente que, en este caso, me ha decepcionado un poco. Cuesta admitirlo cuando se trata de una obra tan alabada, pero esa ha sido mi impresión. Quizá el problema fuera la traducción (de Sergio Pitol), pero durante toda la lectura no he sabido ante qué tipo de escritor me encontraba. No he reconocido ni el castellano de principios del siglo XX ni tampoco el actual, ni mucho menos (ya sería difícil con mi escaso dominio del inglés) el inglés de la época. Por eso, cada vez soy más reacio a leer traducciones aunque, en ocasiones, no me quede otro remedio.
Algunas reflexiones interesantes, personajes muy atractivos, pero el ritmo narrativo se me ha hecho algo pesado.

viernes, 16 de mayo de 2008

Palacio quemado, de Edmundo Paz Soldán

Palacio quemado, de Edmundo Paz Soldán (Alfaguara, 2007). No conocía a este joven escritor boliviano. Se trata de una novela que se desarrolla durante los acontecimientos que sufrió este país en 2003. Sus páginas me han recordado otras novelas sobre dictadores de América latina (desde la más reciente Fiesta del Chivo hasta la clásica El señor presidente) y eso es terrible, porque la obra no la protagonizan tiranos, sino políticos elegidos democráticamente. Sin embargo, la sensación que produce es prácitcamente la misma. No hay escenas de tortura y crueldad descarnada, pero el pueblo -el Oso, según el presidente Nano Canedo- sigue siendo un objeto al que hay que controlar, engañar, manipular e incluso eliminar para mantenerse en el poder.
Ningún personaje se salva: ni el protagonista -un joven brillante y con ideas que vende su talento escribiendo discursos políticos al mejor postor, participa en una operación corrupta y es incapaz de ser leal ni a su propia familia ni a sus amantes-, ni Felipe -que al principio parece un joven idealista-, ni Cecilia -que algo esconde también-, ni por supuesto los políticos. Todos participan de una farsa en una Bolivia que, como su capital La Paz, vive hundida y asediada. Pero todos ellos, por desgracia, son también humanos, reconocibles y cercanos.

martes, 6 de mayo de 2008

Las lecturas de este curso

No sé si alguna vez volveré a tener la oportunidad con que este año la Fortuna me ha obsequiado de leer sin los agobios de un trabajo que consume tus energías y devora tu mente. Si a don Quijote la lectura le secó el cerebro, a mí, al contrario, leer me engrasa los resortes que la vida oxida.


Empecé en septiembre con Vivir para contarla, las memorias de García Márquez, un manual obligatorio para todo aquel que pretenda aprender a escribir.

Seguí con una novelita de Benedetti, La tregua, escrita con la deliciosa prosa de quien escribe versos tan cotidianos.

Más tarde, tuve la tentación de leer los cuentos de Woody Allen, Pura anarquía. Me parecieron pura palabrería: lo que convence en la pantalla no siempre funciona en el papel.

El viejo que leía novelas de amor de Luis Sepúlveda sorprende por su simplicidad, pero en algún pasaje llega a emocionar. Menos me gustó su otra novela Mundo del fin del mundo, lo que en cine se llamaría un thriller ecológico sobre la caza de ballenas en las costas chilenas por parte de malvados balleneros japoneses. El tema es demasiado complicado para la economía de recursos empleada por el autor.

Dos libros extraordinarios: Laura y Julio de Millás, una pequeña obra maestra sobre las personas y los espacios. Desde que la leí, veo las paredes de mi casa de otro modo. Y Una palabra tuya de Elvira Lindo. Realmente, las palabras de las dos protagonistas reproducidas con una habilidad sorprendente dibujan unos personajes inolvidables.

Un día de cólera, de Arturo Pérez Reverte me impresionó algo menos que su hermana mayor Cabo Trafalgar. Con todo, es de admirar, aunque no de envidiar, la maestría del autor por captar el intenso dramatismo de escenas de guerra.

La aventura del tocador de señoras y Mauricio, o las elecciones primarias de Eduardo Mendoza. La primera, divertida continuación de El misterio de la cripta embrujada y El laberinto de las aceitunas, llega quizá a un punto que de tan hilarante llega a cansar. La segunda, en cambio, obra del Mendoza serio, te va atrapando conforme avanzas gracias a su prosa ingeniosa.

Trilogia de la huida de Dulce Chacón es una curiosa manera de ver la evolución de esta autora. El primer libro es sorprendentemente sintético, esquelético y de contenido previsible. El último, mucho más sugerente.

La lectura de Los hombres invisibles, de Mario Mendoza logró cautivarme. El protagonista es el arquetipo del hombre del siglo XXI, desencajado en el mundo que hemos creado pensando en nuestro bienestar y que es empujado hacia una huida a otro mundo más natural, fantástico y tal vez mítico. Al menos, yo me identifiqué con él.

La elegancia del erizo de Muriel Barbery consigue que aprecies más el país en el que vives. ¿Eso es un éxito de ventas en Francia? Yo tenía otro concepto de los franceses.

Por encima del mundo, de Paul Bowles, intrigante y angustiante. Cuando lo lees te das cuenta de que la novela de hoy está escrita para leer en el metro, a ratos perdidos y sin mucha atención. ¡Qué lástima!

Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas. De vez en cuando hay que superar complejos y leer aquellas obras que, no sabes por qué, nunca has tenido ocasión de leer. Lo disfruté y me sorprendió la frescura del narrador. No sé, esperaba una prosa más formal, más impersonal.

El turno del escriba de Graciela Montes y Ema Wolf. Le falta contenido para ser una buena novela histórica e intriga para ser un mal best seller. No convence.

Tu rostro mañana III de Javier Marías. Aún no sé cómo consigue este autor atraparme en los ingeniosos razonamientos de sus protagonistas. Una obra maestra, con más movimiento que las anteriores, aunque yo me quedo con su primer capítulo, en rigor, un breve diálogo que transcurre en pocas horas.

La hermana de Nupur, de Taslima Nasrin o cómo los cuentos de hombres malos -sobre todo si son de otras culturas; nosotros no somos así- que hacen desgraciadas a sus mujeres sigue vendiendo. No está mal, y si esto sirve para que las cosas cambien estoy dispuesto a no leer otro tipo de obras, pero, la verdad, el tema empieza a aburrirme.

Mandala de Pepa Roma tiene un planteamiento llamativo y resultón, aunque algunos pasajes se hacen demasiado repetitivos y perdían su interés.

El niño con el pijama de rayas, otro libro escrito para conmover con un tema ya profusamente empleado. Como novela infantil o juvenil, excelente.

Delirio de Laura Restrepo seduce por sus formas (diálogos, estructura...) más que por su temática (el delirio de la protagonista no me parece muy real). Sin embargo, el protagonista masculino me parece un personaje acertadísimo (hay muchos hombres como él), así como la atmósfera de ostentación, violencia, corrupción y miseria de la sociedad colombiana. Muy recomendable.

El fulgor de la pobreza de Luis Mateo Díez. No sé qué me pasa con este autor. Escribe muy bien, pero no consigue captar mi atención. Seguro que el problema es mío.

Un baile de máscaras, de Sergio Ramírez. Otro imitador de García Márquez. Me encantó (me encanta García Márquez, claro). Lástima que la edición mexicana era muy floja (papel envejecido prematuramente, letra pequeña, erratas evidentes...)

El ojo del halcón, de Luis Manuel Ruiz. ¡Cuántos escritores sueñan con escribir un best seller. Antigüedades egipcias, enigmas en que están implicados los ejércitos nazis, tipos duros que están al acecho del protagonista, mujeres atractivas que no son lo que parecen... Suerte que, al menos, el protagonista es un jubilado.

El lugar sin culpa de José María Merino. Primera novela que leo de este autor; a partir de ahora añadido a la lista de imprescindibles. Novela corta que plantea, con extraordinaria prosa, temas trascendentes (la huida, la etiquetación de lo que conocemos, las apariencias...).

El dueño del secreto de Antonio Muñoz Molina. Novela corta que me había pasado por alto y que, como todo lo que escribe este autor granadino, es un placer leer. Ya son varios los personajes del autor que me seducen por esa ingenuidad admirable.

La fiesta del chivo de Vargas Llosa. Otra obra maestra. Formidable retrato de la dictadura de Trujillo y de la camarilla que lo rodeaba. ¿Cómo puede este señor escribir obras tan complejas en tan poco tiempo?

El mundo de J.J. Millás. Primer premio planeta que leo. El autor lo vale y no decepciona. El personaje del Vitaminas y el recorrido que junto a él hace el protagonista por el barrio de los muertos es admirable. Otra novela que no parece novela. Habrá que volver a definir este concepto indefinible.

La canción de Dorotea de Rosa Regás. Segundo premio planeta que leo. Ya que la experiencia no fue mala me atreví con esta novela de Regás. La leí en poco tiempo (este último puente del 1 de mayo) y es que, realmente, sabe crear una atmósfera de misterio e intriga aunque en realidad, no hay ni asesinatos ni robos millonarios (sólo un hurto absurdo). Entretenida.