martes, 7 de septiembre de 2010

Los libros del verano 2010

Adiós muchachos, de Sergio Ramírez. Confieso que lo compré pensando que se trataba de una novela. Algunos fragmentos resultan fascinantes (sus contactos con Fidel Castro, Juan Pablo II o García Márquez), pero no he podido evitar perderme entre tantos nombres de guerrilleros y continuos saltos en el tiempo.



Tres vidas de santos, de Eduardo Mendoza. El personaje del obispo Cachimba del primer cuento es lo más notable de estos tres relatos ordenados cronológicamente y que, a mi modo de ver, van de más a menos.



Como un libro cerrado, de Paloma Díaz Más. El libro que me gustaría escribir algún día. Recuerdos de la infancia y juventud de la autora recogidos y analizados como pequeños hitos en su formación como escritora. Yo también leía tebeos antes de saber leer (y luego me sentí algo decepcionado cuando supe lo que en verdad decían) y coincido en muchas de sus ideas sobre la educación.



El lamento del perezoso, de Sam Savage. No me ha acabado de convencer pero intentaré leer si tengo ocasión su primera novela publicada en España, Firmin, porque sí se advierte en la novela algunas ideas sugerentes.



El teatro de la memoria, de Leonardo Sciascia. En forma de reportaje periodístico, Sciascia saca partido de una historia real ocurrida en la Italia de la primera mitad del siglo pasado (un desmemoriado al que se disputan dos familias muy distintas). Interesantes reflexiones.



Maletes perdudes, de Jordi Puntí. Bona novel·la per l'estiu. Entretinguda i divertida, escrita en un català natural, real, però alhora ric i literari. Sembla a vegades un recull de contes units per un fil conductor. Memorable l'escena del vaixell i de la noia que cavalcava nua (a qui no li ve a la memòria la imatge d'aquell anunci de la nostra infantesa). Segur que ben aviat se'n farà una pel·lícula.



El tiempo de las mujeres, de Martínez de Pisón. Buena novela, buen novelista. Tardaré en olvidar la narración del 23-F vivido por una de las protagonistas, embarazada, y su marido facha.



La noche de los tiempos, de Muñoz Molina. Palabras mayores. Por primera vez alguien cuenta la guerra civil desmitificada, distanciada, rigurosa y, al mismo tiempo, tan tremendamente humana.




Lo verdadero es un momento de lo falso, de Lucía Echevarría. Buena novela, bien construida y narrada


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